Este libro evalúa críticamente estos argumentos y rastrea el surgimiento de la gastropolítica peruana, entendida como un conjunto de prácticas, discursos y estéticas que reinscriben los órdenes sociales dominantes. A través de análisis etnográfico y lecturas críticas de menús, festivales culinarios, producción de cuyes, campañas de marca nacional y otros elementos del complejo gastropolítico peruano, la autora explora las intersecciones de raza, especie, género y capital, para revelar los vínculos entre gastronomía y violencia.